martes, 9 de diciembre de 2008

MEDIO OSO

Ola aca podras escribir tus chascarros o mejor dicho tus medios osos:

¡La Entonada!

Estaba andando en bicicleta por un estacionamiento de una residencia donde viven unas amigas, el chico que me gusta y su papá estaban limpiando y reparando una lancha. Después de dar varias vueltas a gran velocidad, frené con la rueda de adelante y me fui hacia en frente, mientras mi bici me quedó casi en la espalda. Me lastimé tanto que sólo podía voltear a ver a todo el mundo a mi alrededor riéndose, incluso el chavo que me gusta que estaba a punto de explotar de la risa. Cuando levanté la mirada estaba el papá de él dándome la mano para ayudarme a pararme, y mis amigas estaban riéndose en vez de ayudarme. Me sentí superavergonzada y dije ¡ MEDIO OSO !

¿Y si mejor te bañas?
Resulta que un día estábamos mis amigas y yo en la escuela a la hora del descaso y, como ya teníamos clases, se me hizo fácil cortar camino y correr sobre el campo de fútbol. No me fijé muy bien, pisé un charco de lodo y me resbalé. Lo peor de todo es que los aspersores de agua se encendieron y me mojé mucho más. Pero eso no es todo. Tenía examen de cálculo en la siguiente hora y me tuve que presentar toda batida en el salón porque mi maestro es un demonio del más allá. En ese momento sólo quería que me tragara la tierra, pues cuando vieron mis compañeros, se empezaron a reír. ¡Qué pena!.

¡Fuera abajooooo!
Mi amiga organizó una pijamada y me invitó; me lancé sin saber qué me iba a suceder. Llegue a su casa y me encontré con varias chicas de la escuela que había invitado. Al final de la noche, me fui a dormir en la cama alta de una litera y, al otro día, sonó el despertador a las 5.30 AM. Me espanté cañón con el sonido y me caí de la cama desde las alturas. ¡Qué horror! Las chicas se despertaron y se burlaron de mí. Y no fue lo peor, sino que ese mismo día corrieron el chisme por todo el cole. Me quería morir.
VGR, Puebla, México.

¡ Chica Voladora!
Cuando mi mamá me llegó a la casa, me pidió que le ayudara a meter unas cosas. Me acomedí a cargar, pero eran tantas cajas y bolsas que me caí con todo encima. Unas señoras que estaban cerca me ofrecieron ayuda, pero cuando me di cuenta ¡la gente se estaba burlando de mí! Cuando estaba a punto de entrar a mi casa, un niño nefasto me dijo: “¡Ay pobrecita, está aprendiendo a caminar!”. Fue una situación realmente vergonzosa.

¡Verguenza Sobre Ruedas!
Qué resbalón!
Estaba patinando en la calle con mis amigas de los más normal. De repente, pasó el chico más lindo de mi colonia junto con sus amigos. Cuando lo vi me puse a hacer maniobras en patines y en una de esas, me lancé de una rampa que había puesto una de mis amigas y me tropecé con una piedra. No me lastimé, pero la vergüenza fue inmensa.

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